La mayor parte de la información de este capítulo ha sido extraída de: Aviso: Debe quedar claro que la información que se muestra en este artículo debe tomarse como una ayuda, un punto de partida y en ningún caso pretende ser «el centro del Universo». Además, nunca se debe menospreciar toda la ayuda y experiencia que pueda ofrecer un músico. Esta información pretende guiar en los pasos para grabar la sección orquestal, no en su interpretación.
PREPARACIÓN, ARREGLOS E INTÉRPRETES.
LA SALA DE GRABACIÓN.
MICROFONÍA.
LA GRABACIÓN.
LA MEZCLA.
PREPARACIÓN, ARREGLOS E INTÉRPRETES.
El éxito de una sección de cuerdas depende, sobre todo, de la preparación previa a la grabación. Tendrás que pensar en mil cosas, pero la primera y más importante son los arreglos. Ya habrás compuesto pasajes orquestales con dispositivos MIDI, y al nivel más básico puedes utilizar el editor de partituras de tu secuenciador para imprimir esas partes, pero si no tienes experiencia eso puede crear algunos problemas el día «D» porque nadie sabrá qué parte se supone que debe tocar. La solución más adecuada es contratar un arreglista profesional y pasarle los archivos MIDI y un boceto de tu canción para que transcriba las partituras necesarias para el número de intérpretes acordado. Por supuesto, este método es más caro, pero tiene la ventaja de que puedes aprovechar la experiencia del arreglista para que te ayude a perfeccionar cada parte. Además, hoy no hace falta estar en la misma sala, ciudad o incluso continente, y puedes enviarle archivos MIDI por e-mail con tus modificaciones hasta concluir un arreglo que te deje satisfecho. En ese momento, el arreglista puede transcribir las partes individuales para los músicos.
Recurrir a los músicos no es nada sencillo; de hecho, si no dispones de un gran espacio, supone toda una proeza meter a diez personas en el mismo sitio dispuestas a tocar al mismo tiempo. Por esa razón existen agentes especializados que se dedican a organizar por ti estas sesiones. Tú les llamas y ellos reúnen el número deseado de músicos y garantizan que todo vaya como la seda. Es una forma de trabajar muy habitual. Las sesiones suelen durar tres horas con un descanso de diez minutos, con un precio por músico fijo por ese tiempo, así que conviene que todo quede grabado en una sesión.
Otra opción más asequible sería buscar una orquesta «amateur» de tu localidad y convencerles de lo bueno que sería participar en tu grabación (gratis ….. u ofreciendo café). Es probable que alguno de ellos se ofrezca a colaborar como arreglista para ayudarte a preparar la partitura. Si son buenos músicos, tendrás una actuación estupenda.
La elección de los instrumentos necesarios depende del estilo musical, y el número de intérpretes dependerá de tu presupuesto. En realidad, como mínimo necesitas ocho músicos para obtener el sonido de una sección completa. Si son menos escucharás los instrumentos individuales, como en un cuarteto. Empieza probando con cuatro violines (dos primeros y dos segundos), dos violas y dos cellos. Si buscas un sonido oscuro añade más cellos y quizá un contrabajo; si deseas algo más ligero y etéreo incluye más violines a costa de cellos y violas, sin contrabajo. En cualquier caso, busca un buen equilibrio entre graves y agudos.
No te olvides de preparar las pistas antes de la grabación. Para cada canción, realiza una mezcla de monitores estéreo con las pistas instrumentales, pero sin el arreglo de cuerdas básico. Además, ten a punto una pista de voz (si la hay) y una pista con sonido de metrónomo. El metrónomo grabado debería ser casi imperceptible durante los pasajes más tranquilos, con una caída muy rápida para evitar fugas por los micros, ya que algunos músicos suelen ponerse un solo auricular (aunque actualmente suelen utilizar auriculares dobles). Juega con los «fade in» y «fade out», y no elijas un sonido demasiado resonante, aunque debe destacar en la mezcla. El sonido de una baqueta básica estaría bien aunque te recomiendo consultes a tus músicos por si ellos prefieren otro sonido.
Si vas a grabar sobre un ordenador conviene simplificar las cosas y crear nuevos archivos para las sesiones de cuerdas, eliminando las pistas que no necesites. Después, puedes importar las cuerdas al archivo principal. Mientras prepares el archivo del tema, sabiendo cuántos músicos van a tocar, también podrías dejar a punto unas cuantas pistas para las cuerdas. Así, cuando empiece la sesión sólo tendrás que abrir el archivo, armar las pistas y ponerte en marcha.
Muy importante: comprueba que los números de los compases de la partitura y del archivo de tu canción se corresponden. Si fueran distintos, podrías perder un tiempo muy valioso en la sesión intentando decirle al director o el músico que lleve la «batuta» en qué momentos quieres grabar.
LA SALA DE GRABACIÓN.
La elección de la sala para grabar es bastante complicado porque existen pocos estudios asequibles con una buena acústica para las cuerdas. La sala debe ser grande, con el techo alto y muchas superficies reflexivas y difusoras para fundir todos los sonidos en uno. Si no te toca la lotería para alquilar un estudio de altos vuelos, la mejor opción sería desplazarse a un local de conciertos o incluso una academia de música. Quizás puedas alquilar una sala durante el día por un precio razonable, y como las salas de conciertos no suelen ser demasiado grandes, no tendrás que realizar grandes esfuerzos para montar un estudio móvil. Incluso podrías tener la suerte de que la sala ya está acondicionada para realizar grabaciones en directo. No olvides que tienes que calcular cuántos micros, pies, cables, previos, monitores, retornos y auriculares tendrás que llevar a la sala. Lo ideal es que cada músico lleve unos cascos, aunque en un apuro podrías salir del paso facilitando unos auriculares sólo para el director, siempre que la pieza no sea demasiado rítmica y los músicos sigan bien la batuta.
MICROFONÍA.
La disposición de los músicos es una cuestión de gustos. Lo habitual es colocar los primeros violines a la izquierda y luego, formando un semicírculo, los segundos violines, las violas y los cellos, situando los posibles contrabajos más al fondo. Si quieres más presencia de violines a cada lado del estéreo, podrías repartirlos y colocar los cellos en medio.
Existen diversas técnicas de microfonía para las cuerdas. Las más populares consisten en colocar los micros sobre la cabeza del director o justo detrás de él a unos dos o tres metros de altura (aunque eso depende del techo de cada sala). Se suele utilizar un par de micros cardioides de condensador de gran diafragma, separados 1,5m apuntando en paralelo o con los ejes un poco abiertos hacia fuera. Ésta es la posición «A-B».
La posición «X-Y» requiere colocar los diafragmas de los dos micros lo más cerca posible, normalmente uno encima del otro apuntando hacia abajo, con los ejes abiertos entre 90º y 120º. Esta posición mejora la coherencia de fase, pero como cada vez importa menos conservar la compatibilidad mono, puedes conseguir un mejor campo estéreo con la técnica «A-B».
Otra alternativa es la «cabeza de maniquí», que consiste en colocar un par de micros separados unos 30cm por un material absorbente que imita la cabeza. Esta técnica es válida para escuchar grabaciones biaurales con auriculares, pero la imagen que sale de unos altavoces no es tan buena.
Otra de las técnicas que se podría emplear es la famosa «M-S», pero en realidad, es muy poco utilizada en la práctica para la grabación de cuerdas.
El método más utilizado en los estudios de grabación de cuerdas es el «árbol Decca». Esta técnica consiste en colocar tres micros omnidireccionables (son típicos los Neumann U47 o U87) en un soporte que cuelga sobre el director. Uno enfoca al frente y los otros dos hacia los laterales, todos a 1,5m de distancia. Suministra amplitud estéreo y una imagen central consistente. Estos micros elevados aportan el sonido global de toda la sección y deben ser tratados como la fuente principal, aunque puedes añadir otros micros para más claridad y brillo. Lo más normal es que cada par de violines y violas comparta un micro, mientras que cada cello y contrabajo disponen del suyo propio. De nuevo, los más adecuados son los cardioides de condensador de gran diafragma, aunque los de lápiz también sirven para violines y violas. Colócalos a menos de 1m sobre cada par de violines y violas. En cellos y contrabajos colócalo a unos 30cm, apuntando a las ranuras en forma de «f».
LA GRABACIÓN.
Quizá no tengas más remedio que utilizar tu propio sistema de grabación, pero la mejor opción sería realizar una grabación digital de alta calidad, al menos de 24 bit. Y si puedes trabajar a una frecuencia de muestreo de 96 KHz, mejor todavía. Como las secciones de cuerda son muy dinámicas, la ausencia de ruido de la grabación digital es muy valiosa.
Como productor debes esforzarte en crear un buen ambiente de trabajo durante toda la sesión, calmando y animando a los músicos más irritables. Asegúrate de contar con un buen canal de comunicación con el director desde la sala de control. Lo ideal es que los músicos no escuchen vuestras conversaciones: tú le dices al director lo que quieres y él se lo dirá a los músicos. Aunque si vas a grabar en un ambiente menos riguroso, con un grupo de amigos lógicamente no será necesario.
Los soportes digitales también ofrecen la ventaja de su capacidad. Graba y guarda todo, incluso la primera toma. De este modo, luego podrás editar las tomas y elegir la mejores, solapando algunas de ellas. Después del primer ensayo aclara cualquier problema existente y haz los cambios necesarios. Graba un par de pases completos de principio a fin, lo cual supondría el 90% del trabajo para una sección profesional. Si crees que hay que mejorar algún fragmento, dile al director los números de los compases que quieres repetir y graba sólo esas partes. Todo el mundo suele soportar bastante presión, sobre todo el productor, el ingeniero (si lo hay) y el director, así que alivia las tensiones y mantén a la gente contenta. En estas ocasiones, lo más importante es mantener el sentido del humor.
LA MEZCLA.
Los micros ambientales pueden sonar muy bien por sí mismos, pero cuando los mezclas en una pista muy llena quizá pierdan presencia. Intenta darles un poco de brillo, pero sin que los violines dominen la mezcla en exceso. Lo mejor es conseguir primero un equilibrio de niveles adecuado para los micros de ambiente y luego subir los micros cercanos para añadir el mordiente necesario, si bien eso puede provocar un sonido general demasiado seco. Si el ambiente no es bueno, la solución sería aplicar reverb artificial a los micros cercanos. Si la sala tiene un buen sonido podrías añadir un poco de compresión suave sobre el par ambiental para exagerar la cola de la reverb natural.